En las semanas anteriores he encontrado muchas personas que, pensando cuáles pueden ser sus metas de año nuevo, me dicen: es que yo no sé qué hacer, no tengo idea de lo que quiero.
Y es que, en un mar de opciones, en ocasiones puede ser difícil por dónde ir. Así que, si estás en esta situación de no saber qué hacer, no estás solo y lo primero que me gustaría que comprendas es que desear algo no tiene que representar un cambio drástico para sentir que haces algo que tiene significado o impacto en tu vida.
De acuerdo con Jen Fisher, Directora de Bienestar de Deloitte, la manera más sencilla y adecuada de encontrar qué deseamos hacer, es acercarnos a nuestro propósito que no es más que encontrar significado a lo que hacemos más allá que recibir un pago por ello. Hacer las cosas con base a un propósito, no sólo te hace más productivo además te permite influenciar mejor y más rápido en las personas que están a tu alrededor.
La buena noticia es que encontrar nuestro propósito, no es tan difícil como en ocasiones pensamos; aquí algunas recomendaciones para inicies con esa búsqueda:
- Haz una lista de las cosas que más disfrutas: comienza a anotar aquellas cosas que te impulsan en el día a día. Por ejemplo, si eres alguien que en tu trabajo siempre te llama la atención ver cómo un proyecto puede salir mal, a lo mejor no es que eres el “negativo” del grupo más bien podrías entonces encontrar tu propósito en analizar y medir riesgos.
- ¿Qué te gusta hacer en tu tiempo libre? ¿Cómo y con quiénes te gusta pasar el tiempo cuando no tienes que trabajar? Podría ser que te guste cocinar, la fotografía o largas caminatas con amigos y familiares. Piensa en cada una de esas actividades que te hacen sumamente feliz o pleno y descubre qué acciones puedes tomar para hacer más de ello más seguido.
- Hazte la siguiente pregunta: ¿si tuviera todo el tiempo del mundo, a qué lo dedicaría? Meses antes de que me despidieran de donde trabajaba y luego de pasar mucho tiempo ansiosa por la posibilidad -ya que la compañía venía con constantes recortes- me hice esa pregunta y nada fue más revelador y provechoso que eso. Siempre me quejaba de que no tenía tiempo y por primera vez en décadas me enfrentaba a la posibilidad de tener todo el tiempo del mundo. De esa pregunta salieron mil opciones entre las cuales estaba emprender a lo cual decidí darle la oportunidad, hoy no cambiaría esa decisión ni por el pico más alto de mi carrera en transnacionales.